Intersticios (re) deconstructivos de una maquinaria artística en acción múltiple
- Por Mag. Natalia Di Sarli
- 8 dic 2014
- 2 Min. de lectura
RESEÑA en Anuario de Arte y Cultura 2014.

"Romper, romper una obra (…) Romper con la actuación, romper los cuerpos, sacarlos de lugar. Despojar a los cuerpos de sus hábitos del actuar (…) Olvidar los tiempos del teatro. No hacer teatro. Quitar teatralidad a la dramaturgia. Una dramaturgia de la forma. La forma fuera del espacio conocido. Dejar de actuar. Empezar a hacer."
Carolina Donnantuoni
Correr. Girar. Apilar. Construir. Romper. Abrir. Cerrar. Desplegar. Replegar. Acciones y objetos imbricados en el cuerpo y el espacio, a través de un juego donde la mirada no puede- ni debe- abarcarlo todo. Operaciones que intervienen sobre la forma en revulsión, despojando el sentido de la misma en la pura exploración del hacer. Poner en foco el mapa procesual de una obra, desplazar del eje el resultado que organice la experiencia. Intersticios estratega(do) o cuerpos haciendo cosas, o Estrategias opacas para una acción, o (Re) deconstruidos: cuerpos en intersticio, o Rezagos familiares, o Residual: la voz del ripio puede leerse como la síntesis- nunca cerrada ni evidente- del proceso creativo operado por un núcleo de artistas sobre fragmentos de una obra escénica. La obra Intersticios- con dirección de Carolina Donnantuoni- es el punto de partida, la superficie previa sobre la cual los artistas Guillermina Valent (elementos gráficos/soporte textil) Agustín Salzano (música/ diseño sonoro) y Francisco Carranza (asistencia visual /multimedia) intervienen desde una productividad autónoma de la praxis teatral. Dicha intervención no propone agregar elementos sumisos a un texto ya construido. Tampoco se entronca en los sistemas compositivos del teatro canónico- pensar imagen y sonido como backgrounds referenciales de la narración- sino que a la manera del collage posmoderno (Guasch, 2004) implica la hibridación, el nomadismo y la impureza en la creación y destrucción simultánea de múltiples obras, de múltiples microuniversos e interpretaciones en un territorio desprovisto de tiempo y espacio. |22 0 JUNIO | JULIO Bajo esta perspectiva, así como la obra no propone personajes sino cuerpos en constante metamorfosis, la intervención visual no plantea escenografía o vestuario. Ocupa objetos que desbordan los límites de la corporalidad y la espacialidad a través de la sustitución de las leyes físicas por el fragmento virtual: la baldosa del patio como módulo replicado, una cámara subjetiva conectando un falso streaming, un rostro en vivo y su doble proyectado sobre una estructura totémica. En suma: el simulacro desenmascara el falso real. En sistema con este modus operandi, el diseño sonoro desplaza el lugar del texto verbal para construir un lenguaje ad hoc, donde las palabras rotas de significante y de significado adquieren la música de la pura abstracción fonética. En el cuerpo de los performers – Leonardo Basanta, Verónica Carlé, Victoria Hernández y Adriana Ibarra- dichas intervenciones asumen el carácter de caleidoscopios: piezas reversibles de una máquina arbitraria donde el montaje se torna visible, la geografía del escenario se rompe ante la mirada del público y prevalece, sin el recurso de moralejas, mensajes o soluciones, un juego fuera de tiempo.
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